En la galería de los Uffizi en Florencia, se encuentra el famoso Baco, de Caravaggio, pintado en su época de juventud.
Una obra considerada magistral en donde el Dios del Vino, Baco, APARECE JOVENCITO, CON CHAPAS MUY ROJAS, PRODUCTO DE LA INTOXICACIÓN ETÍLICA, ASÍ COMO UNA COPA DE VINO QUE NO SUELTA Y UNA SONRISA PICARONA, RETANTE, BURLONA, CORONADO CON UNA AUREOLA DE HOJAS DE PARRA, UNA OBRA SIMPLEMENTE PERFECTA.
Detrás de toda esa mirada ingenua y la ternura que el cuadro proyecta, se esconden los defectos -y efectos- del alcohol: la lujuria, la ira, y lo que el dios del vino provoca cuando se mete en el cuerpo de quien lo ingiere en exceso, aunque también esconde la vida azarosa y tormentosa de Caravaggio, un vívido autorretrato de un Dios del Arte Genial y Terrenal.
