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Juan Vázquez

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Director general de Bodegas Martín Códax, es figura de gran peso en la industria vitivinícola mundial y recaen sobre él un puñado de reconocimientos. Hoy nos lleva a las entrañas de la bodega con presencia en 60 países.

Juan ¿cuándo nace la bodega Martín Códax?
Nace en 1985, en Vilariño, Cambados, en la provincia de Pontevedra, Galicia, España. Nos reunimos un grupo de viticultores para crear la bodega, y vamos a cumplir ahora los 40 años.

-¿De dónde proviene su nombre?
Se tomó el nombre del trovador gallego más conocido, que solía cantar al amor y al mar de nuestro litoral.

-¿Cuál es el elemento diferenciados de la bodega?
Estamos dedicados a la elaboración del vino albariño. Somos una de las bodegas de mayor volumen de producción de la comarca.

-¿Por qué únicamente la varietal albariño?
Es histórico. El momento de la aparición en la zona del albariño fue en el siglo 12 con la era monacal, con estos monjes de la orden del Cister que venían peregrinando por todo el camino de Santiago, desde Alemania, y que llegaron hasta allí, constituyendo el monasterio de Armenteira.

-¿La varietal albariño la trajeron o es autóctona?
La leyenda dice que los monjes la trajeron, pero hay otra leyenda que dice que los monjes se encontraron la albariño en Galicia, la llevaron a Alemania y desde entonces existen los famosos vinos del Ring. No sé cuál de las teorías es cierta, pero sí que hemos hecho un estudio. Un investigador en la Universidad de Burdeos hizo un análisis genético y se descubrió que no tiene parentesco ninguno. Lo que sí es cierto es que existen evidencias de que ya había albariño anteriormente, antes de que ellos llegaran, pero probablemente de un modo silvestre.

-¿Cuál fue la contribución de los monjes?
Estamos ciertos que los monjes nos enseñaron la agricultura, el trabajar la tierra, el sistema de conducción, la mejor manera de plantar la uva, de cultivarla, entre otras cosas.

-¿Por qué hasta a penas 4 décadas se catapultó la albariño?
Tuvimos momentos de esplendor y momentos de decadencia, pero yo marcaría como un momento de crisis la aparición de la filoxera con lo que el albariño había prácticamente desaparecido de todo el valle del Salnés y de toda Galicia.

-¿Cómo fue su recuperación?
Afortunadamente quedaron pequeños reductos y en los años 80 en un proceso de reconversión apoyado por la Unión Europea de Recuperación de Variedades Nobles hizo que se replantara, que se reinjertara, que se recuperara en aquellas laderas donde había quedado alguna planta de albariño, y ahí empezó nuestra historia.

-¿Cuál fue la razón de juntar a varios productores?
Era un minifundio de pequeños productores, y pensamos ¿por qué no nos unimos para hacer algo grande? Y bueno, quién iba a decir que de aquella idea, naciera lo que hoy es Bodegas Martín Códax.

-¿Cuántos productores participan?
Somos 270 socios y socias, además la Bodega cuenta también con la colaboración de 300 familias cuya uva sirve para abastecernos. Como una gran familia, juntos trabajamos para que nuestros productos tengan siempre la máxima calidad posible, y todos son con Denominación de Origen.

-¿Cuántas Bodegas tiene Martín Códax?
Tenemos en total 7 bodegas, y entre todas ellas tenemos alrededor de 80 marcas diferentes. Pero yo destacaría que tenemos distintas maneras de hacer distintas etiquetas.
Una es por el origen, por el terruño, como el Martín Códax Vindel; por crianza, como el Martín Códax Lias; por parcelas más próximas al mar, como es Martín Códax Arouza.

-¿Producen vinos con otras varietales?
Una de las estrellas en estos momentos en el mercado mundial del vino es la variedad Godello. Tenemos una bodega en Monterrey, en la Provincia de Orense, donde estamos elaborando con mucho éxito el vino Mara Martín, con Godello, la uva de moda, incluyendo en el mercado español e inglés.

-¿Cuál es la producción anual que tienen?
En total hablamos de 5 millones de botellas, producidas por las 7  bodegas.

-¿En cuántos países tienen presencia?
En alrededor dE 60 países.

-¿Cómo han participado ustedes en el tema de la sostenibilidad?
Es uno de los ejes estratégicos importantes, y no es una cuestión de postureo. Participamos en proyectos de investigación. Uno de los más importantes que tuvimos en España en el sector del vino fue un proyecto del Consorcio Cenit-Deméter (Consorcio Estratégico Nacional de Investigación Técnica), sobre el impacto del cambio climático y cómo impacta en la viticultura. Ahí lideramos el estudio de vinos blancos que nos ayudó a gestionar mejor lo que estamos viviendo ahora.

-¿En qué tema particularmente?
Aprender a administrar el agua, a administrar el riego. O sistemas de descarbonización como medida para reducir la huella de carbono. También toda nuestra flota de automóviles son híbridos o eléctricos, y dependiendo de las características, optimizamos las rutas. Estamos alineados en muchos temas de sostenibilidad.

-¿Cómo involucran la tecnología?
La tecnología es imprescindible en el vino. La revolución de los vinos blancos ha sido en los años 80, y fue con la aparición de la física, es decir, con la introducción del acero inoxidable que nos permite el control de temperatura. Sin embargo, la física lo que permite es quedarte con lo mejor, extraer lo mejor. Lo mismo que las presas que trabajan con total precisión, y extraemos la yema, la lágrima, lo mejor de la uva.

-¿Hacia dónde crees que vaya la tendencia de la industria vitivinícola?
A un consumidor más deshinibido menos pretencioso. En mi época parecía que tenías que estar con una copa de vino tinto mirándola seriamente, haber hecho un curso de cata y decir las papilas gustativas, el retrogusto, los aromas a pétalos de rosa, etc. Hoy al nuevo consumidor todas esas cosas le importan un bledo. Ese consumidor también tiene preocupaciones por el consumo excesivo de alcohol, por lo tanto hay una tendencia a vinos con menos alcohol.

-¿Martín Códax participa en esta tendencia?
Nosotros tenemos un vino con 7 grados de alcohol que tiene un éxito tremendo y además tiene burbuja. Por ahí van las tendencias del futuro, hay que seguirlas y entenderlas.

-La industria se rige por premios, por medallas, ¿cómo se encuentran sus etiquetas en el mundo?
Pocas bodegas hay con tantos premios y de los principales concursos. Creo que tenemos todas las medallas, pero para mí las principales son del consumidor. Estamos en 60 países con gran cantidad de botellas y que siga estando de moda e incluso encontrarlo en los menús de restaurantes como en Cancún, me hizo sentir muy feliz. No necesito medallas, no necesito premios.

-Como enólogo, como viticultor, ¿qué deberías de confesar?
Nos hemos mirado mucho al ombligo y que nos parecía que teníamos que educar al consumidor, enseñarlo a catar, a degustar. Y no, el consumidor sabe perfectamente qué es lo que le gusta y lo que no le gusta, y no tiene por qué saber si las papilas gustativas, si el amargo, si el ácido, si el salado, si el olor al pétalo de rosa, lo que sea, no. Todo ese paradigma se ha roto y hoy como sigas en ello, estás perdido.

MÉXICO

-¿Cómo ha sido la recepción de tus etiquetas en México?
Lo que tiene México es una gran cultura gastronómica y también enológica. Sabe mucho de vinos y sobre todo tiene una mente abierta. Desde una tienda como La Castellana podemos encontrar vinos de todo el mundo. No ocurre lo mismo en otros países donde se limitan más a su producción propia, a sus viñedos, como Francia ó España, donde difícilmente encontraremos una vinoteca con vinos de otros países.

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