Iñaki Garmendia Esnal. Experto en Seguridad Turística y Miembro del Comité de Expertos de la Organización Mundial del Turismo. OMT/UNWTO.
Como profesional del sector, uno de los aspectos que más me llama la atención, es la dimensión que el término “mecanismos de defensa” puede alcanzar entre los destinos y agentes que conviven con realidades violentas e inseguras.
Entendiendo como “mecanismos de defensa” las actitudes que consciente e inconscientemente practica nuestro “yo” para adaptarse y superar la angustia y ansiedad que nos produce la inseguridad existente.
Ante esa tesitura, vemos que nuestros mecanismos se activan sobre todo para solapar lo evidente, rememorando y ensalzando tiempos pasados, intentando superar el lastre que representan las “nuevas costumbres”, imaginando e idealizando lo que actualmente es difícil desarrollar, considerando como respuesta idónea el uso de mensajes llamativos y finalmente convirtiendo el “mal de muchos…” en nuestro recurrente consuelo.
Son reacciones comprensibles, pero evitemos una excesiva resignación porque la actividad sigue emparedada entre una violencia y estructura institucional que le impiden disponer del servicio adecuado ante un escenario tan sensible.
Por ello, considero necesario reinterpretar la situación, donde la seguridad turística deje de verse como un hecho insólito y hasta extravagante y así, tener más en cuenta las demandas de unos turistas con parámetros (superiores) diferentes a las que ofrece actualmente Quintana Roo.
En este sentido, conviene recordar que México ha ido mejorando sus infraestructuras, equipamientos y servicios en gran medida por su apuesta por el sector.
La dotación en base a objetivos interno-externos de autopistas, puertos, aeropuertos, el ferrocarril e inversiones extranjeras así lo atestiguan.
Con estos antecedentes, la seguridad socio – turística puede ser otro equipamiento a desarrollar integralmente. Sigue en juego la mayor competitividad y modernización del país – destino por no hablar de su credibilidad.