Quienes dominan el arte de perder pueden aceptar más fácilmente envejecer”, dijo el maestro Ram Daas.
Y es que envejecer es ir perdiendo mucho de lo que valoramos en la vida: fuerza, salud, belleza, vista, sueños, recuerdos, esperanzas, seres queridos, mascotas, amigos y enemigos, ¡tantas cosas!
Todo esto lo asociamos a mucho sufrimiento, sentimos que lo que perdemos nos empobrece, nos disminuye, nos vuelve vulnerables.
Es a través del trabajo personal, energético y psicológico que podemos aprender a no darle tanta importancia a las cosas materiales, a dejar ir, a aceptar el deterioro del cuerpo, a aceptar las pérdidas.
Con el tiempo, el perder puede volverse un arte que aprendemos a dominar siempre y cuando aceptemos el cambio y la impermanencia como parte de la vida.
Lo importante es obtener neutralidad ante las pérdidas, estar fuertes para valorar y amar a quien tenemos en vida, sacar la mejor versión de nosotros mismos en todo lo que hacemos y vivirlo como si fuera el último día, porque de esa manera si perdemos, sabremos que nuestra alma puso toda su existencia, toda su capacidad.
Y sin culpas es más fácil fluir y aceptar las pérdidas. Por eso los maestros nos recuerdan que muchas veces no obtener lo que uno quiere es un maravilloso golpe de suerte, que no siempre el dolor es un castigo ni el placer es una recompensa.
“Cuando el corazón llora por lo que ha perdido, el espíritu ríe por lo que ha encontrado”, Rumi
RESETEO:
“Mi futuro es hermoso y siempre espero lo mejorEstoy atrayendo ahora a las personas, lugares, y cosas que requiero para alcanzar mis objetivos.
“Todas mis necesidades están cubiertas ahora y en el futuro. Lo creo, lo sé, así es”.