Puede parecer un consejo sorprendente, pero cada vez hay + estudios que sugieren que las dietas no funcionan. LA RESTRICCIÓN DE ALIMENTOS SOLO HACE QUE SE QUIERA COMER MÁS. Y a largo plazo, las dietas activan las defensas de supervivencia del organismo, ralentizan el metabolismo y dificultan aún más la pérdida de peso en el futuro
¿CUÁL ES LA ALTERNATIVA?
Una serie de técnicas que fomentan la conciencia plena de cómo comemos, la aceptación relacionada con los alimentos que queremos comer y los ejercicios de alimentación intuitiva pueden utilizarse para sofocar los antojos y remodelar nuestros hábitos de
alimentación, es lo que investigadores llaman la ciencia del cerebro.
“Los paradigmas en torno a la fuerza de voluntad no funcionan”, afrma Judson Brewer, profesor asociado de ciencias sociales y del comportamiento en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Brown, que ha estudiado las prácticas de alimentación consciente. “Hay que empezar por saber cómo funciona la mente”.
CÓMO SE FORMAN LOS HÁBITOS ALIMENTICIOS Judson Brewer, también psiquiatra en adicciones, ha probado una serie de prácticas de atención o conciencia plena para ayudar a las personas a dejar de fumar, disminuir la ansiedad y reducir la alimentación emocional.
Brewer señala que los comportamientos alimenticios, como picar papas fritas distraídamente o darse un atracón de postre, suelen ser el resultado de bucles de hábitos que se refuerzan con el tiempo, los cuales pueden formarse a partir de experiencias buenas y malas, y podemos desarrollarlos cuando estamos aburridos, enfadados, estresados, cansados, lo complicado es que cuanto más automáticos se vuelven, ni siquiera estás eligiendo conscientemente estas acciones.
Brewer explicó que si se comprenden los hábitos y los factores que los desencadenan, se puede ayudar a romper el control que ejercen actualizando el cerebro con nueva información.
Asimismo, los ejercicios de atención plena, que te obligan a reducir la velocidad y pensar en cómo y por qué comes, pueden enseñar a tu cerebro que un alimento que te hace sentir bien no te hace sentir tan bien como recordabas. Practicar la atención plena cada vez que se busca un alimento o se decide comerlo puede interrumpir el bucle del hábito.
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