De unos meses para acá, el momento más incómodo de cualquier reunión social es LA LLEGADA INTEMPESTIVA DE ANDRÉS MANUEL cuando, sin invitación formal, con su habitual falta de tacto, irrumpe en el centro de la conversación y ahí se queda por horas, haciendo caso omiso a las peticiones de esfumarse.
OBVIO, SU PRESENCIA ENCIENDE LOS ÁNIMOS: LAS DISCUSIONES SE VUELVEN ETERNAS, el caótico plan de gobierno se traslada de las mañaneras a las sobremesas, y una platica agria TERMINA ENFRENTANDO PARIENTES Y ENFRIANDO AMISTADES.
¡¡¡QUÉ GÜEVA!!!
Habría que adoptar la estrategia que estuvo de moda en el DF hace años, cuando la delincuencia estaba en su apogeo.
La regla era: sólo una historia criminal por comensal, Y LUEGO PLATICAMOS DE LO GRATO, DE LO RISUEÑO, de lo importante. Hay que aplicarle la misma a AMLO. SI NO LO PODEMOS SACAR DEL GOBIERNO, al menos… ¡SAQUÉMOSLO DE LA CONVERSACIÓN!