Mariana Orea
Ni remotamente CHRISTIAN TORRABORELLI se imaginó que su divertimento en pandemia alcanzara una posición y reconocimiento mundial.
Así es. La ginebra SOLFERINO NATIVE recientemente compitió con más de 300 marcas de este destilado de todo el mundo, lo que le valió filtrarse en el Top 6 del ramo, y está a días de descubrirse como la mejor del mundo en el World Drinks Awards.
Sin embargo, este gin lleva más que un líquido de alta calidad. Lleva paciencia, resiliencia y comunidad envasados en un destilado que está transformando la vocación del poblado -al que le debo su nombre, Solferino, en el municipio de Lázaro Cárdenas.
Ademas, con sólo 6 años y 3 colaboradores involucrados en todo el proceso, -incluyendo el de exportación-, se ha convertido en un proyecto de impacto social, que está creando una economía circular.
Honrando las raíces botánicas ancestrales, Chris adquiere de varias familias solferinenses las hierbas para la elaboración del gin (zacate limón, hoja santa, pimienta negra, hierbabuena y piel de toronja)
Además está integrando a otros familias para que se sumen como atractividad en los tours que está organizando. Una de estas es la de Doña Zoila, que atiende un paradero casero para degustar antojitos yucatecos, con el que se está ayudando a su manutención y a una nieta con problemas de salud.
También se ha involucrado en el recorrido a la plantación de Yaca, el fruto más grande del mundo de origen asiático, donde opera la empresa artesanal Jackfruit con una serie de excelentes productos comestibles, aptos para veganos y no veganos, ya exportándose.
Así que lo que no se le ocurre a los especialistas en marketing turístico, sí a esta empresa que lleva extraordinariamente bien Christian, que verdaderamente está entrelazando la historia, la destilación y la cultura local de manera única, llevando a vivir una experiencia llena de tradición, arte y conexión con la comunidad. YUMMY YUMMY YUMMY!
