El turismo agota las conchas marinas porque los turistas las recolectan como “souvenirs”, ignorando su papel crucial en la estabilización de las playas, el mantenimiento del pH del mar y el suministro de hábitat para otros organismos.
Esta recolección masiva, sumada a la pérdida de estas estructuras calcáreas, que se disuelven y liberan calcio al océano, provoca erosión costera, altera el equilibrio ecológico y deja a muchas especies sin refugio.
En 2024, de los 1 450 millones de turistas internacionales a nivel global, un 50- 60 % realizó turismo de playa. Supongamos que solo 1 de cada 10 (10 %), recogió 1 o 2 conchas (muy conservador comparado con estudios de campo que reportan más). Con estas cifras, en 2024, el turismo internacional global podría haber supuesto (mínimo) la pérdida de entre 73 y 174 millones de conchas marinas.
Equilibrio químico del mar:
Su composición de carbonato cálcico, al disolverse, aporta calcio al océano, modificando el pH y contribuyendo a los ciclos vitales y la formación de nuevas conchas.
Hábitat y refugio:
Sirven como hogar para algas, pastos marinos, cangrejos ermitaños y otros invertebrados. Algunas aves las usan para afilarse el pico.
En muchos lugares, como las Áreas Naturales Protegidas de México y en España con su Ley de Costas, está prohibido extraerlas, lo que demuestra su reconocimiento como patrimonio público.