En nuestras narices, fueron arrancados de tajo y de raíz todos los mangles que comprendían alrededor de 500 metros de longitud de la zona costera de Puerto Cancún.
Su destrucción tiene consecuencias ecológicas muy negativas. Las diversas especies de mangle poseen innumerables usos industriales y domésticos, además de que sirven como hábitats de innumerables especies de fauna y flora, y sirven para estabilizar las líneas de costa baja e impedir o limitar la erosión.
Estas asociaciones halófitas constituyen una excelente barrera contra los efectos de los huracanes.
SIN EMBARGO, las autoridades competentes no han reaccionado en este genocidio ambiental.