COMER, ORAR y AMAR no es solo el título del libro que inspiró la película protagonizada por Julia Roberts, es un proceso que muchas seguimos en la búsqueda de la felicidad. Orar, meditar y el yoga son ejemplos de actividades espirituales que nos pueden ayudar a descubrir el objetivo en este mundo.
Pero también la conexión sexual en su máxima expresión. Ya lo decía el monje y sacerdote católico romano, Thomas Merton, cuando el sexo es puro, el amor sexual puede adquirir una cualidad sagrada, así que el vínculo entre el sexo y la espiritualidad se hace fuerte.
Todos participamos de alguna u otra manera en esta vínculo: sexo y espiritualidad, cuyo máximo exponente es el mismísimo proceso de la creación. Del vínculo del sexo y espiritualidad se genera la vida misma. El sexo particularmente en la cultura occidental se aprecia como un medio para satisfacer placeres…. y procrear.
En tanto, en ORIENTE EL DESARROLLO ESPIRITUAL INVOLUCRA LA ENERGÍA SEXUAL como un proceso natural, sin tabúes.
La espiritualidad aflora durante la actividad sexual cuando se involucra la consideración y le generosidad hacia el otro, la empatía, la amabilidad, la sensibilidad y el afecto si no podemos del todo entregarnos con amor