EL TREN MAYA “No es una obra faraónica ni un capricho, es una necesidad que de verdad requieren y demandan las comunidades”, así lo dijo su director general Óscar David Lozano, durante el acto inaugural de los primeros 257 km -de 1,554 km- de una de las obras insignias y más presumidas de AMLO
Pero la obra por sí misma dice todo lo contrario. El tramo ya en operación -Campeche-Yucatán-Cancún- no tiene aún la masa crítica mínima que resulte rentable desde los puntos de vista económico y social y que justifique el servicio de transporte ferroviario.
El 31 de diciembre se anexará el tramo que une Campeche con Palenque, en Chiapas, y con la misma suerte.
No se habla de la falta de infraestructura turística y de servicios en la gran mayoría de las comunidades en la traza que soporte ese “gran despliegue” de turistas. ¡No hay presupuesto!
Ahora, sí pensamos en el “mientras tanto” soportar el coste con el tráfico regional entre los estados involucrados, resulta una grosería.
El costo del boleto que AMLO estipuló inicialmente en $60 pesos, alcanzó un precio de salida, que oscila entre los $1,166 a los $1,862 pesos, -sin descuento para el usuario regional-, lo que ni por asomo favorecerá la movilidad ni la economía de los habitantes de las comunidades trazadas en el tramo, con 14 paradas, algunas de las cuales no están ni concluidas.
Y nos cuesta pensar, que la inversión de esta obra -que sí caprichosa y faraónica- no generará deuda alguna a las finanzas de los mexicanos, si consideramos que corrió por nuestra cuenta al bajar la inversión privada, literalmente, del tren. Hasta el momento se han inyectado $500 mdp Vs. los $150,000 mdp presupuestados inicialmente.
Quisiéramos ser optimistas y confiarnos en el estudio ONU-Habitat (2020), cuyos resultados arrojan que el TREN MAYA podría crear casi un millón de nuevos empleos y tener un impacto económico para sacar de la situación de pobreza a 1.1 millones de personas en 2030. Sabemos de su funcionalidad en el Viejo Mundo por ejemplo.
Y en esa línea, el tramo que se antoja detonante para ello es el 5, de Cancún a Tulum, sin embargo han cambiado 3 veces de trazado por la complejidad del terreno cavernoso, que dicho sea a parte, tendría un grave impacto en el sistema de cuevas subterráneas, principal fuente de agua potable para la península de Yucatán.
Aparte, el daño ya causado en la flora, fauna y selva, del segundo pulmón más importante de LA después del Amazonas, con la tala de 3.4 millones de árboles, destrucción de manglares, vestigios arqueológicos.
EL TREN MAYA puede ser una gran obra, pero sin planificación urbana ligada a la planificación de la movilidad, con una compacidad adecuada con el medio ambiente difícilmente adquirirá una dinámica propia que le permita su permanencia y visibilidad de réplica en otros territorios del país.
