Todavía tengo la resaca del exitoso Festival de Moles y Pipianes que hicimos en colaboración con Hoteles Quinta Real durante junio y julio. Y es por varias razones.
Histórica y ancestralmente, la gastronomía mexicana se ha fundamentado en 3 salsas: Moles, Pipianes (y también Adobos).
Otra razón más. Entre los platillos que recuerdan las tradiciones y sabores de generaciones, se encuentran los moles, pipianes y adobos.
Y también, porque en 37 años de investigación culinaria, les debo mis respetos a estas 3 salsas que las hay por todo el país. NO SON PRIVATIVAS DE PUEBLA ó DE OAXACA.
Son ricas, peculiares y con harto valor cultural y también nutritivo.
Este festival fue un extraordinario ejercicio de recordatorio y de promoción de nuestra riqueza gastronómica. Fue un interesante recorrido por muchas partes de México (CDMX, Puebla, Oaxaca, Veracruz y Yucatán).
Destaco el Mole Amarillo Oaxaqueño, compuesto por el chilhuacle amarillo, -un chile escaso y difícil de conseguir-.
Capítulo a parte mereció el PIPIÁN BLANCO de CDMX, aquel favorito de FRIDA KAHLO y DIEGO RIVERA, cuya base está hecha con ajonjolí y almendras y se sirve con aceitunas, alcaparras y chile güero.
Más allá del delicioso y sofisticado MOLE POBLANO, el MOLE VERDE y el MOLE COLORADITO, hurgamos en la cocina de Papantla, Veracruz, para rescatar el PIPIÁN VERDE PAPANTECO, y de la Península del Sureste de México el PIPIÁN ROJO de YUCATÁN.
Esta colaboración con la cadena hotelera nos dejó un rico sabor de boca por su contribución a la divulgación de nuestro acervo gastronómico más allá de los tacos y fajitas.
Éste fue un importante e imprescindible ejercicio para emularse en otras cadenas o espacios turísticos para seguir refrendado el por qué la gastronomía mexicana es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO… ¡HABLANDO AL CHILE!