Arabakan khohanots’i azdets’ut’yuny Mek’sikayum”, es el título de esta entrega en arameo, que en lengua castellana quiere decir “Influencia de la cocina árabe en la cocina mexicana”.
Y es que el tema está “caliente” con el Mundial de Fútbol que este año se efectúa en Qatar.
Para empezar, confieso que soy orgulloso de mi Padre Libanés y mi Madre Mexicana. Soy un Semita Semita auténtico, Hablante de Árabe y Arameo, la lengua de Cristo.
Así que saco a cuento lo que Arabia le entregó a México, primero, con la llegada de los españoles, pues antes de ser conquistadores, fueron conquistados por los árabes (800 años bajo su dominio).
Segundo, por el S.XIX grupos de libaneses llegaron a Puebla, Yucatán, Campeche, CDMX, a Tamaulipas y a Veracruz, principalmente, y de ahí para todo México se propagó su deliciosa y rica comida.
En Yucatán, los libaneses dejaron el kepe, un platillo que fusiona la que es una albóndiga y una croqueta frita. Se hizo tan popular que ahora es un platillo callejero. Lo mismo que los escabeches.
En Puebla dejaron toda suerte de postres que se siguen produciendo: los alfeñiques, mazapanes, dulces de almendra y hasta el arroz con leche. Ni qué decir de todo los almíbares.
Pero HABLANDO AL CHILE, lo que todo mexicano más celebra de la influencia de la cocina árabe a la nuestra es el trompo (de pastor).
El primer trompo fue el shawarma, un asador vertical originario del Medio Oriente, y que el genio mexicano adaptó para el taco más popular del país, sustituyendo el cordero por carne de cerdo…. Llegando para quedarse en el colectivo popular.