Ante la inseguridad imperante la precariedad se convierte en un hecho revelador. Mientras, la situación nos va exigiendo un tipo de “Cultura del Detalle” que nos acerque al mayor bienestar social y sectorial posibles”.
Si la seguridad se basa en un campo polarizado y sin espacio para propuestas matizadas, se puede adelantar que el diagnóstico y objetivos deberán de ser revisados y enriquecidos.
Por lo que, si siguen imperando las posturas y fuerzas alérgicas entre las partes, continuará primando la sensación de impotencia y de verse desbordados pese a sus previsibles, valiosas y hasta necesarias intervenciones.
Ante ello, esta seguridad ha de posibilitar la coexistencia conla denominada “cultura del detalle”. Se trataría de referencias,hechos y circunstancias que contribuyan a completarla pensando en “su acabado” mediante respuestas singulares y personalizadas a fin de encajar realmente con las diferentes demandas sociales.
Considero que al sector le toca implicarse en ello, imaginando y esbozando el futuro bienestar mexicano. Y hacerlo ya, en esta época de crisis e inseguridad, por ser de los sectores económicos más dependientes de ese bienestar y sus parámetros de calidad de vida, excelencia y prestigio.
Aunque también se ha de hacer mención a su vulnerabilidad ante situaciones y hechos negativos que retraen significativamente su funcionamiento y productividad.
Y es que el sector pende de un hilo, si ese bienestar se va desmoronando por el declive e inseguridad dominantes. De ahí, la estratégica implicación del turismo en la mejora y bienestar de sus respectivos entornos.
En definitiva, no es suficiente apostar por “lo que hasta ahora ha funcionado” ni que se alcancen cotas de seguridad para volver a desempeñar “nuestras funciones con total normalidad”.
El futuro bienestar mexicano, exige nuevos planteamientos público – privados, con un sector e instituciones turísticas revalorizados.