PORTADA

0
2211

El nombre de JUAN GARAIZABAL siempre ha estado vinculado al arte monumental. Encontró su propio lenguaje a través de la Memoria Urbana, con la que intenta recuperar espacios históricos y crear una revolución escultórica por todo el mundo.

– Juan, ¿cuándo descubriste que eras OVEJA NEGRA? La anécdota…
Me crié totalmente fuera del rebaño. Mi familia era de gente más bien de profesiones completamente estructuradas dentro de la sociedad. Y al ser como soy yo y al ser artista me manifesté doblemente OVEJA NEGRA…. Y creo que es una ¡maldición!! Jajaja 

– ¿Cómo te describes en 3 adjetivos?
Obsesionado, Tenaz y por desgracia, Soñador. Y digo por desgracia porque es una palabra que odio… odio la idea de soñador que no plasma, pero es verdad que hay muchas cosas que no las plasmo.

– ¿Cómo fue que te introdujiste al mundo del arte?
Me sucedió con veintipocos. Yo ya pintaba, ya había elegido unas formaciones que iban cada vez más hacia esto y me doy cuenta que tengo que renunciar a lo que no encajaba dentro de este plan y que para ser yo mismo necesitaba tener una carrera artística, hacer de mi vida el arte, -que es diferente que hacer arte-.

-¿Tuviste alguna influencia?
En realidad la primera influencia son los libros, la literatura. La segunda influencia son los viajes. Mi familia era muy viajera y yo en los viajes encontré una relación muy fuerte con los edificios, con la historia, con las lecturas, finalmente con muuuucho tiempo, todo eso se acaba juntando: dibujo termina siendo dibujo en el aire; la lectura termina siendo búsquedas e investigaciones de la historia, y el trabajo de taller digamos, viene porque hay cosas que se tienen que materializar. 

-¿Cómo lo vives?
Vivo continuamente en mis talleres, en los que paso de la idea al material, cuando realmente veo que es imprescindible hacer ese material.

-¿Cómo te ha pintado el arte? 
Complejo, como que salir adelante con tu lenguaje, que la gente lo entienda, que la gente lo compre, no depende de ti, es improbable, es como descubrir que uno quiere ser delantero centro de primera división, pues es como una maldición.

– ¿Por qué en tu obra involucras la memoria histórica y las heridas del pueblo?
Pues como decís vosotros “me provoca”, “me late”, porque creo que en el arte es muy importante encontrar un lenguaje que sea de uno mismo. Eso lo encontré en Bucarest, donde di este paso de recuperar la historia en forma de elementos escultóricos en el sitio original, a escala original. Ahí me doy cuenta que empieza a ser posible para mí tener un hueco en la historia del arte, yo eso es lo que buscaba y lo descubro con el hierro, con el hormigón, con la historia, ahí es donde yo encuentro en qué yo puedo ser significativo… 

 – ¿Cuántas personas trabajan en el proceso de esas obras monumentales y el porcentaje que intervienen tus manos?
El porcentaje de mis manos es todo el planteamiento. Es decir, desde cero, hasta que una obra ya no tiene variación. El número de personas que trabajan es variable en función de cuánto este trabajo existe. Son las que rematan, soldan, lijan, barnizan, quitan los encofrados, todo lo que implica la parte mecánica, esa es una parte en la que me apoyo por supuesto con la mejor gente del mundo, pues este es un trabajo de equipo.

-¿Cuántos eslabones se integran al arte?
Uff, es enorme trabajo de equipo todo lo que rodea al arte: galerías, representantes, comunicación, conferencias, museos, coleccionistas. Es mucha gente la que se necesita, es todo un círculo.

– ¿Qué materiales son los que más trabajas? En realidad a mí me atraen los materiales nobles y simples, no me gusta utilizar materiales muy sofisticados, porque me parece que el trabajo del artista es con muchas cosas de la vida a escoger, y dar valor; coger cosas que no lo tienen y darle un valor añadido.

 – ¿Cuánto tiempo te llevas en el en tu proceso creativo?
Pues desde que me hablan de una idea, -nunca lo había calculado-, pero a posteriori me he dado cuenta que más o menos, como tope, estamos hablando de 2 semanas. Si en ese lapso no se me ha ocurrido algo que valga la pena hacer, es posible que ya no me vaya a surgir.

-¿Qué te “provoca”?
Para mí está claro que cuantas más demandas tienes, más ideas vas a dar por una simple cosa, si a uno le piden una obra en un año, pues harás una o dos, pero si a uno le están pidiendo semanalmente 3, 4 o 5 cosas, todo va encajando: los materiales que se usó la semana pasada, con algo que se me ocurre en lugares aleatorios. Podría decir incluso que cuando más ideas se me ocurren es cuando estoy en esfuerzo físico, con las endorfinas.

– ¿Entonces tu musa son las endorfinas?
Pues está claro que no sé si es mi musa, pero mis hormonas… sin las endorfinas se aflojan, yo necesito esa droguita que lo ajusta todo y la consigo mucho haciendo ejercicio, madrugando. Me sienta muy bien el silencio, la soledad, necesito momentos en donde no haya nadie.

– El papel del mecenas en el arte…
La maravilla de los mecenas en el arte contemporáneo es que te acompañan en el camino, y son aditivos. Es decir, las personas que empiezan a invertir en tu trabajo, te van acompañando a lo largo de la carrera, son los primeros interesados por muchas razones. 

-¿Cómo cuáles?
Por razones de generosidad y altruismo, pero también de egoísmo, pues si la obra va bien, pues lo que les interesa es que esa obra progrese. Se crea una especie de clan, incluso de secta, de personas que forman parte del mismo proyecto y que es su proyecto.

-En tu caso ¿quién es tu mecenas?
Podría nombrar muchos, pero me puedo equivocar también, y sería fatal. Lo que está clarísimo para mí, es que parte de una voluntad que es artística también, que es aportar al mundo algo, y que es enormemente generosa si la compara uno con el artista. 

-¿Y dónde queda el creador?
Es verdad que el artista entrega su vida, pero el mecenas entrega mucho al artista, porque al final lo que acaba figurando es mucho más, por eso yo defiendo en cada proyecto tremendamente al mecenas que lo ha impulsado, a las personas que han estado luchando por él, porque se tienden a olvidarse.

-¿Cuál fue la obra que consideras que te puso a la vista de la secta de mecenas?
Yo creo que hubo un año mágico, el 2012, donde yo levanto la memoria urbana de Berlín, en la iglesia bohemia en el medio de la ciudad. Es una obra que aparte de ser muy íntima y fue muy masiva (30m en el medio de la ciudad), tocó las fibras de inmigrantes que habían llegado ahí en busca de la libertad, como yo, pero desde el siglo XVIII, y de personas que habían visto esa iglesia en pie, porque la había derrumbado una bomba. Entonces esa obra, combinada con la Bienal de Venecia, que la hice con Bárbara Rose a finales de ese año, supuso para mí un cambio completo de ámbito global, en el que ya desde entonces no ha habido ninguna barrera en los sitios en los que yo puedo trabajar. 

-Tus escenarios…
No tengo proyectos en todas las ciudades de todos los países, pero tengo proyectos en cualquier ciudad, de cualquier país, constantemente.

– ¿Cuándo se da el momento de tu internacionalización?
Más bien me lleva a ello mi familia. Mi abuelo tenía una agencia de viajes, mi madre resulta una loca absoluta de viajar y de la educación fuera; ella me educó en París, en EU. Me lanzan en aquel momento hablar 2 idiomas, pues era importante. Luego yo por mi cuenta intento tener muchos más, porque esa es la herramienta con la que yo entro a participar en las ciudades, en el debate, en el arte. Así que no es una cuestión de salir, yo recuerdo épocas que he estado viviendo entre entre Madrid y París o entre Madrid y Berlín.

-¿Profeta en tierra ajena?
Recuerdo alguna conversación con alguien que me decía ‘qué pena no haber podido hacer todas estas cosas en tu casa’; y le dije ‘pues es que mi casa es todo”. Yo no me quiero ceñir a un sitio. Lo que me apetece es irme a miles de kilómetros, y aprender y entender qué pasa allí y qué piensa la gente, absorber. Para mí eso es fundamental, y no es una pena, es una bendición.

– ¿Cómo involucras el medio ambiente en tu expresión artística?
El medio ambiente es esa primera obligación mental que me marco continuamente por el privilegio de estar utilizando recursos, es decir reutilizo todo. La segunda es que la mayoría de estos materiales son reutilizables: el acero, el hierro, el cristal, el vidrio, la madera, todo intento que sea con el mínimo impacto, de manera que cumplamos la primera norma qe te he dicho, que es máximo valor añadido, que es utilizando el mínimo de recursos.

– ¿Y a nivel naturaleza?
Me encanta incorporarla, porque la escultura, aparte de que me parece importantísimo que ofrezca diferentes elementos desde diferentes ángulos, también me gusta que lo haga a lo largo del tiempo. Las plantas generan esa atención entre lo vivo y lo inerte, lo viejo y lo que se queda totalmente nuevo.

-¿Y el colectivo humano?
Es importantísimo. Me gustan las esculturas en las que la gente puede subir, mirar, atravesar…

-¿Y la historia?
También está esa cuestión entre lo antiguo, lo que existió, lo que nunca ha existido, lo que podría existir. Y también la reciclo porque recupero elementos de ésta. Me gusta pensar que recupero elementos materiales y les doy una segunda vida.

– La complejidad de movilización de piezas de país en país…
Es mucho más fácil estar presente en muchos países para llegar a todo porque siempre existe una “combinación”. Cuando arranca una carrera artística hay un punto en el que a lo mejor hay más gestión o tienes mejor gente o de más confianza en alguno de los sitios, pero puedes llegar a Milán con una pieza que a lo mejor no tienes en Porto Fino, o con una pieza que tienes en Sicilia, o sea, siempre se puede operar con las combinaciones.

-¿De dónde nace la creatividad?
La creatividad mayor la dan las condiciones, es decir, una casa en una explanada enorme, pues al final no tiene la creatividad que la puede tener un acantilado, donde se necesita no estropear la vegitación, llueve muchísimo, pasa un río; es ahí donde están las condiciones que dan tremendas ideas.

 – ¿Cuál ha sido la obra con + valor financiero que has creado?
Pues eso lo tienes que mirar en las subastas, que animo a tu audiencia que lo vean, pero vamos, son cantidades de dinero que a mí me admira que la gente pueda desembolsar y me hace muy feliz, porque yo no sé si llegado el punto, yo lo haría. A mí me encanta que haya gente así, la vida es muy simétrica.

– ¿Crees que los coleccionistas tienda a desaparecer?
Para nada. Lo que noto es que afortunadamente tiende a ensancharse a nivel de muchos países. 

-¿Algún país en particular como tierra de coleccionistas?
Los sitios tienen muchos altibajos, por eso no me interesa tanto la vivencia permanente en un sitio concreto; me interesa el estar en paralelo, trabajando en varios, y de esa manera lo que ve uno es esa tendencia general.

 – ¿Cómo se percibe el arte contemporáneo mexicano?
Fuerte, como el país, tiene todo. En México todo es una sacudida, es mucha energía. El arte mexicano es un arte ambicioso que vosotros valoráis tremendamente. El mexicano compra mucho arte mexicano, eso es algo que tiene una cara y una cruz.

-¿Y en España?
El español no necesariamente compra mucho arte español. El Museo Reina Sofía lleva años sin hacer un tipo de apuesta por el arte español, y también eso es una fortaleza porque a mí me obliga clarísimamente a ser global. Yo no me puedo apalancar quedándome quieto; a mí me incentiva estar todo el día a un ritmo importante.

– Dices siempre que para que construyas obra te tiene que atrapar el lugar… en ese sentido, ¿México te ha atrapado?
¡Me ha atrapado total! Llego a mi pisito de la Roma Condesa que es mi vida, duermo con la ventana abierta y escucho ‘ricos tamales oaxaqueños’, y eso a mí ya me hace entrar en estado Alfa, me siento feliz callejeando desde primera hora. No es una cosa en concreto, es una sensación física de que un sitio te atrapa, te interesa y quieres formar parte de él, y la manera mía de formar parte es haciendo lo que yo sé, que es que cuenten conmigo para recuperar determinadas memorias, transmitirlo, vivirlo, generar ese debate artístico.

– ¿Tienes algún proyecto en concreto?
En México llevo yendo 6 o 7 años fuerte. He hecho muchas exposiciones y bastante obra semi monumental para casas de coleccionistas muy importantes y que además apuestan de una manera constante. El coleccionista mexicano es de una escala importante.

– Pero ¿A nivel permanente, en obra monumental urbana?
No tengo una pieza icónica en la calle. Tengo un proyecto de recuperación de un calmécac, que existía en Tenochtitlan, que no lo he hecho todavía, y luego, pues muchas piezas de puertas adentro.

– ¿Qué opinas de la Feria Zona MACO (México Arte Contemporáneo)?
La veo maravillosa. Hay un verdadero interés por la cultura muy superior a lo que se podría pensar por el nivel económico del país. Es decir, no es Suecia, sin embargo, el nivel de debate de ideas, de demanda de temas culturales es altísimo.

-¿Cómo elevar el nivel cultural y artístico de ciudades nuevas en esa construcción de su historia?
Vengo de esa generación que a finales de los ‘90 convertimos Berlín en una galería de arte contemporáneo al aire libre. Hay que generarle a la gente impactos artísticos en su vida cotidiana. No es lo mismo atravesar un callejón donde hay simplemente cubos de basura, a donde haya dejado algo un artista como se hizo en Berlín. Al final, esa tipo de cuestiones transforma, y hace que la gente sin darse cuenta forme parte de ella y le dé vida, citándose en tal o cual escultura, tomándose fotos, generando que se vuelva parte de la comunidad.

– ¿Qué has perdido en tu proceso artístico?
Todo. Vengo de una familia burguesa en la que se hacían cosas mucho + armoniosas, así que vivo ahora en un desequilibrio enorme -que a mí me encanta-, cuyo componente es la misión, la cual se construye a través de la renuncia a TODO…

– ¿Qué te dejó como aprendizaje la pandemia?
En mi caso la pandemia fue muy leve, porque tenía un proyecto en el Louvre, en París. Tenía un permiso especial para ir. Y otra cosa maravillosa dentro de la situación de alarma fue el hecho de que en las 3 semanas que estuve confinado comencé a aprender chino. Ya hablo chino, y ahora estoy haciendo proyectos en China. Sin esas 3 semanas yo hubiera vuelto a mi ritmo habitual.

-¿Qué son para ti los museos?
Una fuente de consulta continua.

– Si fueras un pintor de la antigüedad ¿quién te gustaría ser?
Elegir uno es complicado, pero me he fijado mucho en Piranesi, no fue pintor, sino dibujante. Dibujaba esas ruinas que han influido muchísimo en mi trabajo. También El Bosco me impresiona mucho.

– Y si fueras lienzo ¿qué te gustaría?
Pues me gustaría estar en blanco.

 – Y si fueras una escultura ¿Cuál te gustaría ser?
Prefiero mirar una escultura que ser una…

– ¿Cuál ha sido el episodio + doloroso de tu vida?
La muerte de amigos que se fueron haciendo muy imprescindibles en mi vida.

 -Tu mayor aventura… 
Mi madre era una enorme aventurera, y nos hizo cruzar de jóvenes África entera, desde Madrid hasta Ciudad del Cabo.

– ¿Cuál es tu frustración?
Tiene mucho que ver con la irrelevancia. Cuando eres un artista, te estás moviendo continuamente entre ser un genio o ser un pringao. Entonces, tengo que tener una tolerancia muy grande a la crítica, a que te ninguneen, a que te rechacen, a que pierdas, a que te descalifiquen de concursos, a que te digan que eres un fraude; todo eso, yo lo tengo. Pero de esa humillación constante, intento sacar lo más bestial que pueda a nivel creativo.

– ¿Y tu complejo?
Seguro que tengo un montón. Pero no me voy a psicoanalizar, porque si no, me cambian y me convierto en alguien normal, y entonces tenemos que cerrar el chiringo. Jajaja 

– ¿Tu mayor acierto?
He elegido muy bien a las personas que me acompañan. Si hay una cosa que convive continuamente con mis prioridades es mi familia, y mi familia en concreto, fundamentalmente mis dos hijas. Y mis amigos, tengo muy buenos.

– ¿Tu peor error?
En algunos momentos tomarme demasiado en serio algunos fracasos; sí que me he quedado arrastrándome por cosas y ese tiempo no se recupera.

– ¿Te han trasquilado?
Me da la sensación que el corazón es un músculo muy resistente, y el mío sigue teniendo la misma ingenuidad, y esa ingenuidad es bastante peligrosa. Así que sí he sido trasquilado… pero todo crece.

– ¿Te gustaría trasquilar a alguien?
Pido constantemente no trasquilar a alguien. Es difícil.

– ¿Qué palabra te tatuarías?
Buscaría probablemente alguna frase de Woody Allen, un genio estratosférico.

– Si fueras una película, ¿cuál serías?
Yo creo que Annie Hall, creo que lo tiene todo. Y si no, me gustaría Pulp Fiction, una película que me marcó bestialmente.

– ¿Qué canción desnuda tu alma?
Son algunas cursis, a lo mejor un poco blanditas. De pronto descubro algo de Taylor Swift, que me encanta, y eso me desnuda bastante porque evidentemente no es lo que te esperas que yo te ponga. Estoy en la búsqueda constante.

– ¿Cuál es tu grosería favorita?
Me encantan todas las mexicanas, y todas con “puta, puta”… no hay una palabra lo suficientemente mala como para que no me parezca que tiene un giro bueno.

-¿Qué odias?
Odio la cosa neutra, el desapasionamiento.

-Tu miedo…
De hacerle daño a alguien; de hecho es lo que intento recordar todo el rato, porque eso es muy difícil…

-Tu pecado…
Mira, ese puede ser mi defecto. Me parece mucho más pecado la tristeza que se me hace terrible, que la lujuria, claro, siempre y cuando no sea la mujer de tu amigo…

– ¿Cuál es tu placer culposo?
Es que debo de ser muy mala persona, porque nada me genera culpa. 

– Juan ¿Cómo vives tu sexualidad?
Pues depende, yo tengo 2 modos, el alterno el modo avión, con el ncual vivo completamente libre y las cosas no tienen un enorme significado. Y luego evidentemente mantengo abierta continuamente la posibilidad, que en muchos casos es desastrosa, de que me enamore de alguien.

-¿Monógamo?
Si me enamoro soy una persona totalmente monógama, es lo que al menos me resulta a mí.

– Si fuera tu última cena ¿Cuál sería tu menú?
Antes solía decir que el caviar no me gustaba, pero he encontrado una marca que es bestial, así que caviar con mantequilla, y la bebida sería tequila, claramente; me vuelve loco, me sienta bien.

– Si vieras por primera vez a Dios, ¿cuál sería la frase que le dirías?
Pues por un lado “GRACIAS”porque si he hecho esto, tremendo mérito; y por otro lado le echaría una miradilla, porque como que se le ha ido un poco de las manos.

– ¿Qué te gustaría dejar como legado?
Mi obra; mi obra es un constante legado. Mi aportación en la revolución que yo quiero hacer con el lenguaje de la escultura.

– ¿Qué te gustaría que dijera tu epitafio?
Yo creo que eso es mejor dejárselo a mis hijas, aunque más que epitafio, es probable que grabe un video que se ponga el día que yo me muera, en el que hable de lo que he sentido, de lo que me ha parecido fantástico, de la justificación de mi vida… 

– Y hoy te declaras Oveja Negra por…
Porque tengo una incapacidad absoluta para seguir instrucciones, porque tengo un desacato total a la autoridad y porque estoy acostumbrado a hacer todas las cosas que a mí me da la gana, pretendiendo que “lo que me da la gana’ lo asuma el mundo… 

DEJA UNA RESPUESTA

Please enter your comment!
Please enter your name here