Por definición, una muerte por Covid siempre es injusta. No importa si fuiste imprudente al contagiarte, si te cuidaste poco, si eras diabético o hipertenso, si ya estabas viejo o muy viejo, los muertos de la pandemia son muertes inaceptables porque vulneran el orden natural de las cosas.
No importa quién sea la víctima, LAS MUERTES DEL BICHO LAS PERCIBIMOS COMO UN ACCIDENTE, UNA CUESTIÓN DE SUERTE, ALGO QUE NO DEBIÓ SUCEDER, COMO MORIRTE EN LA GUERRA, O DE HAMBRE, COMO QUE SE CAIGA TU AVIÓN, O QUE TE PARTA UN RAYO.
Muertes muy duras, muertes sin aviso ni despedida, muertes inesperadas por más que se anuncien, muertes chocan- tes porque nos recuerdan que estamos en riesgo, QUE TAMBIÉN NOS PUEDE TOCAR A NOSOTROS.
Algún día, claro está, nos vamos a morir. Pero que la muerte esté tan cerca, que nos ronde y nos acose, que se insinúe con tanto descaro, eso no lo podemos aceptar.
Cuando te toca, pues ni modo, te toca, pero a muchos no les tocaba y se murieron, y otros muchos, que todavía no nos toca, ESTAMOS EN RIESGO COTIDIANO DE MORIR.
¿Será eso lo que nos trae de mal humor?
