EN LETRA CHIQUITA: El funcionario de Salud de toda la confianza de AMLO ha tenido una postura irresponsablemente complaciente. Errático en decisiones, absurdo e irresponsable en declaraciones e incompetente en el control de la pandemia poniendo en alto riesgo al país. No ha establecido medidas de contingencia oportunas y ha hecho caso omiso a las recomendaciones internacionales. Una parte de la crisis del AH1N1 en 2009 puede atribuírsele a él, quien como director general de Epidemiología de la SS, no reaccionó con velocidad al brote atípico. Tampoco aportó información correcta para tomar medidas nacionales. No aprendió nada en una década. Sólo a besar y a abrazar a quienes le guardan su chambita.