Uno de los fenómenos + curiosos durante las fiestas es cómo podemos sentirnos del todo satisfechos después de un gran banquete y, sin embargo, siempre nos queda un huequito para el postre.
NUESTRA CAPACIDAD PARA COMER UNA CANTIDAD RIDÍCULA DE COMIDA EN FIESTAS ESTÁ RELACIONADA CON LA ENORME VARIEDAD DE ALIMENTOS, LA CUAL.ESTIMULA EL APETITO.
El mecanismo que nos permite dejar espacio para el postre se llama saciedad sensorial específica, lo que significa que el cuerpo tiene límites diferentes para alimentos distintos como una manera de ayudar a garantizar una ingesta equilibrada de nutrientes.
“Si comiste muchos alimentos salados, los dulces pueden resultar más agradables”, refiere Barbara Rolls, directora del Laboratorio para el Estudio de la Conducta de Ingesta Humana de la Universidad Estatal de Pensilvania.
Aunque la saciedad sensorial específica te permite seguir comiendo otros alimentos, AL FINAL TU CUERPO TE PEDIRÁ QUE DEJES DE COMER. Después de ingerir unas 1500 calorías de una sentada, el intestino libera una hormona que provoca náuseas.
La consecuencia principal de comer un gran banquete navideño es tener que desabrocharse los pantalones. En raras ocasiones, la carga extra de trabajo digestivo puede aumentar el riesgo de sufrir un infarto o problemas de vesícula biliar, aunque se debe tener cuidado.
Pero la variedad puede resultarte a tu favor “al diseñar tu entorno alimentario para que esto funcione para ti. Nadie quiere comer medio plato de brócoli, pero si llenas la mitad de tu plato con una variedad de frutas y verduras, en ese caso, la variedad es algo bueno”, concluye Rolls
¡Felices fiestas!