Hace 65 millones de años, un iguanodonte que pastaba plácidamente en las llanuras del centro de México, masticando sin prisas la tonelada de hierbas que necesitaba cada día para nutrir su insaciable masa corporal, alcanzó a ver un destello enceguecedor en el cielo… ¡y fue lo último que jamás vio! Fracciones de segundo después estaba muerto, despedazado por una ola de choque equivalente al estallido de cinco mil millones de bombas atómicas, a la que siguió un tsunami de dos kilómetros de altura.
Esa es exactamente la manera como vamos a morir nosotros, la escena teatral donde desaparecerá la especie dominante del siglo XXI, LA EXTINCIÓN SÚBITA DE LOS LLAMADOS HOMO SAPIENS, INVENTORES DE TODO, desde la rueda hasta la computadora, convertidos en chicharrón nuclear en cuestión de milisegundos, en caso de que al señor Vladimir Putin, o su somnoliento colega, el señor Joe Biden, se les ocurra que ya estuvo bueno, que discutir tiene sus límites, que ya se pisaron en exceso sus respectivos callos, y apachurre sin contemplaciones el botón que dará inicio a la última guerra del planeta.
TAL ES LA APUESTA QUE ESTÁ EN JUEGO EN UCRANIA, Y TAMBIÉN LO ESTUVO EN VIETNAM, EN LA GUERRA DEL GOLFO, EN AFGANISTÁN Y CASI EN CUALQUIER RINCÓN DEL MUNDO donde chocan las súper potencias, es decir, en todos lados. Lo único que nos salva de la hecatombe es esa condición de la raza política llamada egolatría galopante , que les sugiere que no tiene caso salir en una película donde no habrá héroes, ni chicos buenos, sino puros cadáveres achicharrados.
Por lo pronto, mientras lee estas líneas, unos cuantos miles de bombardeos con capacidad nuclear surcan los cielos en alerta máxima, y algunos cientos de submarinos apuntan sus torpedos termonucleares sobre las ciudades enemigas, LISTOS PARA PROVOCAR EL DESTELLO ENCEGUECEDOR Y MATAR EN POCOS MINUTOS MILES DE MILLONES DE PERSONAS. Eso no sucede en esta crisis: sucede las 24 horas del día de todos los días del año, pues la filosofía de ‘defensa’ vigente, tanto en el Pentágono como en el Kremlin, indica que en todo momento debe estar desplegada al menos la mitad de la capacidad nuclear.
La pregunta es, ¿ALGUNA CARRERA ARMAMENTISTA HA TERMINADO EN LA PAZ?
