El país debe dejar de atribuir su falta de seguridad a causas externas y desacertadas cuando es éste, en su conjunto, quien produce lo que no desea”.
Superemos esa cómoda postura donde la responsabilidad recae en los demás, mediante una mayor madurez social, profesional y de reflexión interna.
Y es que, como sociedad compleja que es, México debe de ser capaz de descifrar en qué punto se encuentra en materia de seguridad.
Para ello, se debe admitir que la inseguridad sobrepasa el factor territorial y de los estados, ya que no se localiza en un espacio y tiempo concretos, sino que se presenta indistintamente en cualquier lugar y lapso.
Admitamos que se convive con una inseguridad fija y móvil, nítida y difusa, definida e indefinida, puntual y asentada, militarmente no frontal, intercalada socialmente, turística, mutante…
Ante ella, los tradicionales parámetros policial – militares se queden cortos, por lo que se han de añadir otros universos y juicios de valor que eviten la actual inadaptación, lo que posibilita que surjan opiniones de ida y vuelta donde todos los puntos de vista tienen algo de razón, pero ninguno tiene la razón completa, situación que inicialmente reconforta, pero que ofrece soluciones elementales y reiterativas cuando el sufrimiento e inestabilidad colectiva y turística requieren de respuestas más audaces y ricas en matices.
Y me retrotraigo, la dificultad en la elaboración y diseño de las POLÍTICAS DE SEGURIDAD comienza al no reparar lo suficiente en algo que parece esencial, la falta de la misma, por lo que se han de dar pasos hacia una gestión donde prime la destreza e inteligencia frente las emocionesy lo establecido.
Y es que, es hora de nuevas interactuaciones para dejar de producir lo que no se desea.
*Iñaki Garmendia Esnal. Experto en Seguridad Turística y Miembro del Comité de Expertos de la Organización Mundial del Turismo. OMT/UNWTO.
