Una buena pregunta para empezar el año: ¿Qué hacemos con Luis Echeverría?
EN 1974 TUVO LA VISIÓN, O EL TINO, O LA GRAN OCURRENCIA DE CREAR EL ESTADO DE QUINTANA ROO, ASÍ QUE SU NOMBRE DEBERÍA ESTAR INSCRITO EN EL MURO DEL CONGRESO, ALGUNA ESTATUA PERDIDA DEBERÍA PERPETUAR SU ESTAMPA, ALGUNA CALLE OSCURA PODRÍA HONRAR SU MEMORIA.
Pero nanay. En el panteón de los héroes nacionales, Echeverría quedó del lado de los malos, incluso de los peores, como presunto autor intelectual de Tlatelolco, del Jueves de Corpus, de la guerra sucia, de la devaluación y del populismo (ni el Innombrable acumula tantos méritos).
Así que nos quedamos sin progenitor, como antes nos quedamos sin abuelo, porque Don Porfrio, creador del Territorio Federal, también está expulsado del santoral cívico.
La historia puede ser perversa. Este 17 de enero, Echeverría ingresó a un selecto club: el medio millón de personas, a nivel mundial, que ha cumplido 100 años de edad (!!!) Pero en Quintana Roo, su mejor obra de gobierno, nadie le cantó Las mañanitas.
