Liliana González
Además de los cómodos y prácticos suplementos de colágeno, la forma más fácil de complementarlo es a través de la dieta.
Comer alimentos ricos en colágeno es tendencia, y lamentablemente para vegetarianos y veganos, éstos son de origen animal, como es el caldo de huesos.
Sin embargo, varias frutas y verduras ricas en vitamina C, así como alimentos ricos en los aminoácidos prolina y glicina, y minerales como el zinc y el cobre, favorecen la síntesis de esta proteína esencial.
Los huesos, piel, cartílagos y tendones del pavo y del pollo son ricos en colágeno de tipo I (el más beneficioso para la piel, las uñas y el cabello), que se libera con una cocción prolongada. (Cuécelos a fuego lento y utiliza el caldo como base para sopas o risottos).
Para obtener el máximo beneficio, debemos abandonar la habitual pechuga magra y en cambio elegir las piezas más grasas, como los muslos o piernas para el caldo que tiene mayor concentrado de colágeno y aminoácidos.
Los pescados grasos como el salmón, la caballa y la anguila son los más ricos en colágeno, pero la preciada sustancia se encuentra realmente en la piel.
Toda la carne, ya sea de vacuno, ternera o cerdo, es una buena fuente de colágeno, concentrada en el tejido conjuntivo y los tendones. El huevo, especialmente la clara, es rico en prolina y glicina, los aminoácidos esenciales para la correcta producción de colágeno en el organismo.
Si te animas, come los langostinos enteros con cáscara y ostras.
Y hay quien lo ama y quien lo odia, pero el ajo, sin duda, potencializa la producción de colágeno; úsalo a tu antojo como condimento de alimentos ricos en colágeno y, aunque arruine tu vida social, tu piel brillará.