Cuando México mejora en el escalafón social y turístico, se siente orgulloso de la confianza que genera. Cuando comienza a ocultar ciertos rasgos teme que ese reconocimiento se vuelva dudoso, dando paso a un ejercicio de “revelar – convencer restringido”, donde se impone la preocupación, el autoengaño y el alejamiento de cierta lógica”.
Analizado su componente socio – turístico se observa una participación de sus instituciones diferente a la existente en otros sectores productivos. Y es que sociedad y mercados demandan información tanto del producto contratado como la situación de los entornos, motivo por el que la comunicación pública alcanza cotas y protagonismos superiores a la estricta oferta sectorial.
En base a ello, se desarrolla una imagen de marca institucionalizada y con clara intencionalidad que va formando una representación mental de México.
Marca que evoca cualidades mayormente ociosas, hedonistas, festivas, en definitiva, turísticas con el objetivo de dotarse de una confianza que invite, facilite y simplifique su visión y elección como país y destino.
En este escenario donde prima “la ilusión”, se desea creer que su imagen de marca es positiva, algo que exige mayor implicación en su seguridad, donde las propiedades del turismo no solo sigan siendo la principal referencia de la nación, sino que desmenuzándolas su papel puede y debe de ser mucho más resolutivo.
Mientras, México sigue siendo observado desde el exterior donde esperan movimientos de mejora en esta materia tan sensible para la propia ciudadanía como para ellos, los turistas.
¿Se incluirá la seguridad (turística) en el argumentario político de Xóchitl Gálvez y de Claudia Sheinbaum? Hasta la fecha siguen caminando de puntillas tocando – evitando el tema. Continúa pues pendiente una cotidianidad nacional más fiable y el correspondiente reflejo en su imagen de marca.
*Iñaki Garmendia Esnal. Experto en Seguridad Turística y Miembro del Comité de Expertos de la Organización Mundial del Turismo. OMT/UNWTO.