Las plataformas de REDES SOCIALES como Facebook, YouTube y Twitter GENERAN INGRESOS AL UTILIZAR INFORMACIÓN DETALLADA DE COMPORTAMIENTO para dirigir avisos a cada usuario.
Suena bastante simple. Pero esta insulsa descripción de su modelo de negocios no transmite ni un atisbo de la profunda amenaza que representa para la estabilidad política y social de EU.
Una INQUIETUD CRECIENTE sobre los abusos en redes sociales ya ha llevado a que legisladores en el Congreso propongan fragmentar algunas de estas empresas tecnológicas y otras medidas antimonopolio + tradicionales.
Pero el daño principal que estas plataformas presentan no es su sistema agresivo de precios, su servicio abusivo ni otras de las taras que a menudo están asociadas a los monopolios. Más bien, es SU CONTRIBUCIÓN A LA DESINFORMACIÓN, EL DISCURSO DE ODIO Y LAS TEORÍAS DE LA CONSPIRACIÓN.
Tal como reconocen los desarrolladores, los algoritmos de Facebook son adictivos por diseño y explotan los estímulos emocionales negativos.
La adicción a la plataforma impulsa las ganancias y el discurso de odio, las mentiras y las teorías de conspiración impulsan consistentemente la adicción.
Estudios minuciosos han mostrado que los algoritmos de Facebook han creado significativamente más polarización política.
Los investigadores han identificado un pequeño grupo de personalidades de derecha —entre ellos destaca Don Bongino- cuya influencia en redes sociales tuvo un gran papel al promover las falsas creencias sobre la elección presidencial de 2020. Y el testimonio de los presentes deja poco lugar a dudas de que las publicaciones en varias redes ayudaron a provocar el asalto al Capitolio el 6 de enero en EU.
Las propuestas para regular las redes sociales merecen un riguroso escrutinio público. Pero lo que los acontecimientos recientes han demostrado es que la tradicional postura no intervencionista de los formuladores de política ya no es defensible.