Fue una jornada electoral histórica, sin violencia, con altos índices de participación. Salieron a votar 59 millones 987 mil mexicanos, de un total de 98 millones 517 mil ciudadanos registrados en el padrón electoral (60.92%), un hecho nunca antes visto en la historia de México.
Sin embargo, los mercados reaccionaron negativamente a primeras horas del lunes 3 de junio. Incertidumbre, especulación y aversión al riesgo. El peso mexicano, tuvo un revés inesperado. La Bolsa Mexicana de Valores reportó una caída en el Índice de Precios y Cotizaciones de gran magnitud.
No se trataba el hecho de haber sido elegida la primera mujer como presidenta de México (en 200 años de su historia).
Sino lo que Claudia Sheinbaum representa en el imaginario colectivo: la marioneta de Andrés Manuel López Obrador, y la continuidad de un legado descalabrado en temas económicos, de inseguridad, de salud, de educación y de democracia.
Acertiva Sheinbaum al salir a dar certidumbre a los mercados financieros y a los inversionistas. Errónea al sugerir la posibilidad de realizar una encuesta para conocer la opinión del pueblo mexicano sobre el Poder Judicial.
Repite la narrativa de su antecesor para seguir creando el imaginario colectivo en torno a la antidemocracia, y eso preocupa, desanima, desmoraliza…
“…La gente tiene una percepción de corrupción del Poder Judicial; entonces, tiene que avanzar la reforma al Poder Judicial… porque finalmente es para la fortaleza de la justicia en nuestro país, de la seguridad, del bienestar de los mexicanos”, dijo.
Sigue alimentando en sus primeras declaraciones como Presidenta Electa de México el imaginario colectivo que construyó AMLO en torno adverso a sus “opositores”, o hacia los que no comulgan con su 4a. Transformación a través de narrativas -y mentiras- sistemáticas en sus “Mañaneras”, que guste o no, tuvieron influencia positiva en el electorado hacia el partido en el poder, lo que en términos legales se tradujo en el delito de fraude.
(Aunque en muchos millones de mexicanos no, incluyendo los millones arrepentidos que depositaron en él su voto de confianza en las pasadas elecciones y que reconsideraron el voto hacia el partido opositor).
En su primera reunión con Sheinbaum, AMLO puso énfasis en las reformas pendientes para el nuevo gobierno como lo es la del Poder Judicial.
Y lo reafirmó: “… Este poder está ‘secuestrado’ por la delincuencia organizada y por la delincuencia de cuello blanco… En general está mal el poder judicial, entonces necesitamos esa reforma, sí urge”.
Las reformas judiciales se están realizando en muchos países del mundo deliberdamente por líderes y partidos “legítimamente” electos para hacer su transición democrática -a través del populismo- a la dictadura de manera también deliberada en aras de “obedecer” al pueblo.
En el fondo del imaginario colectivo de esos millones de mexicanos que se levantaron en un frente rosa para votar en contra de la 4T, desanimados, desmoralizados por un fraude electoral demencial, queda, sin embargo, un dejo de esperanza de que la primera mujer Presidenta de México hable, se mueva, actúe por sí misma y tenga la mano dura para resolver los temas que su antecesor deja en el tintero sin pena ni culpa alguna: economía, corrupción, salud, educación, medio ambiente. ESPERANZA en el imaginario colectivo.
