Pensamos que ya hay apertura, inclusión, respeto y hasta derechos humanos y legales. Pero no… del todo.
Aún hay muchos prejuicios como en siglos pasados. La comunidad LGBT+ (lesbiana, gay, bisexual y trans), sigue siendo objeto de discriminación, de violencia, intolerancia y persecuciones, tanto que muchos individuos renuncian a su derecho de ser por todo el sistema que los inmoviliza. Por ejemplo, en la política hay tantos de ¡clóset! Demostrado está que no es la tierra más fértil para manifestarse. No. De hecho es un impedimento para una carrera política, y no sólo en México, salvo raras excepciones. Hablo también en el ámbito mundial, 10 ministros a lo sumo.
En nuestro país de no ser por Jesusa Rodríguez o en esta tierra, la ex alcaldesa Laura Beristáin, no se habla de grandes figuras en la historia. Aún hace falta mucho para que los políticos puedan asumir con libertad su orientación sexual y estallen desde una vez por todas el clóset.
Esto repercutiría, sin duda, en ese gran cambio y -valga la redundancia- sean ellos agentes de cambio para su propia comunidad, y luchar desde su escaño por la tolerancia, igualdad y la dignidad de las personas gays, lesbianas, bisexuales y trans. ¡VIVA LA DIVERSIDAD!
