Por Jennifer Valentino-DeVries y Michael H. Keller
La búsqueda de la fama en internet, en particular a través de Instagram, exacerba un fenómeno a menudo tóxico que anima a los padres a mercantilizar la imagen de sus hijas.
Instagram no permite que los niños menores de 13 años tengan cuentas, pero sí permite que sus padres las gestionen. Y muchos de ellos abren y administran las cuentas de sus hijas que aspiran a ser influentes de las redes sociales.
Lo que a menudo comienza como un esfuerzo de los padres para impulsar la carrera de modelaje de una niña, o conseguir el respaldo de marcas de ropa, puede caer muy pronto en un oscuro submundo dominado por hombres adultos, muchos de los cuales admiten sin tapujos en otras plataformas que se sienten atraídos sexualmente por niños, según ha descubierto una investigación de The New York Times.
Miles de las llamadas “cuentas de madres” analizadas por The New York Times nos dan una imagen perturbadora de cómo las redes sociales están remodelando la infancia, en especial la de las niñas, con el estímulo y la participación directa de los padres.
Casi uno de cada tres preadolescentes menciona que ser influente es su objetivo profesional, y el 11 por ciento de los nacidos en la generación Z, entre 1997 y 2012, se describe como influente.
Pero los expertos en salud y tecnología advirtieron hace poco que las redes sociales presentan un “profundo riesgo de daño” para las niñas.
Según los investigadores, las comparaciones constantes con sus semejantes y los filtros que alteran sus rostros están generando sentimientos negativos de autoestima y fomentan la cosificación de sus cuerpos.
La búsqueda de la fama en internet, en particular a través de Instagram, exacerba este fenómeno a menudo tóxico que anima a los padres a mercantilizar la imagen de sus hijas, según el Times.
A continuación, ofrecemos algunas conclusiones clave.
1. Los padres impulsan las cuentas. Algunas venden fotos, sesiones de chat exclusivas e incluso los leotardos usados de las niñas a seguidores masculinos que, en su mayoría, son extraños
Los influentes infantiles pueden tener ingresos de seis cifras provenientes de las suscripciones mensuales y de otras interacciones con seguidores, según varias entrevistas.
Algunos pueden exigir 3000 dólares de empresas por una sola publicación. Un gran número de seguidores resulta llamativo para las marcas y refuerza las posibilidades de obtener descuentos, productos y otros incentivos económicos, además de que el algoritmo de Instagram recompensa a las cuentas con una mayor visibilidad en la plataforma.
2. Mientras las cuentas ganan seguidores, también atraen a una mayor proporción de hombres. Interactuar con los hombres abre la puerta a los abusos.
Una estimación de una empresa especializada en la demografía de audiencias encontró 32 millones de conexiones con seguidores masculinos entre las 5000 cuentas examinadas por el Times.
Además, un análisis realizado con un software de clasificación de imágenes de Google y Microsoft indica que las publicaciones sugerentes tienen más probabilidades de recibir “me gusta” y comentarios.
Algunos de los seguidores masculinos halagan, acosan y chantajean a las niñas y a sus padres para obtener imágenes más subidas de tono y algunos han sido condenados por delitos sexuales.
El Times también ha monitoreado intercambios en Telegram, la aplicación de mensajería, en los que algunos hombres fantasean abiertamente con abusar sexualmente de las niñas a las que siguen en Instagram y alaban a la plataforma por facilitar el acceso a las imágenes.
“Es como una dulcería (tres emojis con ojos de corazón)”, escribió uno de ellos. “Dios bendiga a las instamamás (emoji de manos levantadas)”, escribió otro.
3. Los propietarios de cuentas que denuncian imágenes explícitas o a posibles depredadores ante Instagram suelen recibir el silencio o la indiferencia como respuesta.
Meta, la empresa matriz de Instagram, descubrió que 500.000 cuentas de menores en Instagram tenían interacciones “inapropiadas” a diario, según un estudio interno de 2020 citado en un proceso judicial.
La política de la plataforma prohíbe a los delincuentes sexuales declarados culpables tener una cuenta y la compañía afirmó que eliminó dos cuentas después de que el Times las denunció.
En una declaración, Andy Stone, vocero de Meta, dijo que los padres eran responsables de las cuentas y su contenido y que podían eliminarlas en cualquier momento. “Cualquiera en Instagram puede controlar quién puede etiquetar, mencionar o enviar mensajes a una cuenta, así como comentar en ella”, agregó y señaló una función que permite a los padres prohibir comentarios que incluyan ciertas palabras.
4. Algunos padres se niegan a ceder ante los “acosadores” perturbadores, pero otros lamentan haber creado una cuenta
Una madre australiana, cuya hija ahora tiene 17 años, dijo que le preocupaba que una infancia dedicada a lucir bikinis en internet para hombres adultos la hubiera marcado.
Advirtió a las madres que evitaran los errores cometidos por ella. “He sido tonta, ingenua, he alimentado a una manada de monstruos y el remordimiento es enorme”, dijo. Pero una madre de Alabama afirmó que los padres no podían ignorar la realidad de esta nueva economía. “Las redes sociales son el camino de nuestro futuro y siento que se quedarán atrás si no saben lo que está pasando”, dijo.
5. Aunque son poco frecuentes, ha habido juicios penales contra los padres en casos de abusos sexuales a menores
Incluso las imágenes más inquietantes de influentes infantiles sexualizados tienden a caer en una zona gris jurídica.
Para cumplir con la definición federal de la llamada pornografía infantil, la ley generalmente requiere una “exhibición lasciva” de la zona anal o genital, aunque algunos tribunales han encontrado que el requisito puede cumplirse sin desnudez o con prendas de tela semitransparente.
¿Quiénes escriben?
Jennifer Valentino-DeVries es una reportera de investigación del Times que con frecuencia utiliza el análisis de datos para explorar temas complejos.
Michael H. Keller es un reportero del Times que combina el periodismo tradicional y la programación informática. Su trabajo ha examinado el impacto de la tecnología en la sociedad y las deficiencias del sistema de justicia penal.